Dónde invertir en 2024: los mejores instrumentos financieros para incrementar tus ahorros

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Autor: Redacción de Servicios de comparación financiera

Actualizado: 17 de enero de 2024, 11:47

Tras un 2023 bastante convulso en el aspecto económico, en el que hemos tenido que experimenta fenómenos como la inflación, el endurecimiento de las políticas monetarias, el descenso del consumo o la inestabilidad política internacional, en 2024 parece que se volverá a la senda de la estabilidad. Aunque la recuperación no se dará de un día para otro, por lo que conviene que los inversores sigan siendo prudentes. 

En un contexto como este, en el que se sale de un periodo convulso y las aguas aún están agitadas, aunque todo parezca indicar que la tormenta ya ha pasado, es normal que muchas personas que desean mover sus ahorros no sepan muy bien en qué invertir dinero, dado que toda esa inseguridad hace mucho más complicado realizar estimaciones sobre la evolución de muchos activos e instrumentos financieros, lo que aumenta el riesgo de incurrir en pérdidas.

Quienes se encuentren en esta situación deben saber que pueden optar por dos estrategias para tratar de sacar partido al contexto económico actual. Por una parte, una más conservadora, enfocada en asegurar ganancias aún a costa de obtener una rentabilidad modesta a través de instrumentos de ahorro de renta fija, y por otra, una más arriesgada mediante activos financieros que le permita aprovechar la inestabilidad de los mercados para conseguir ganancias superiores a las que normalmente podría lograr exponiendo su capital, eso sí, a un peligro muy, muy elevado.

A continuación te explicamos en qué consisten cada una de estas estrategias, los productos en los que puedes invertir con ellas y cómo elegir la que mejor se adapta a ti, entre otros aspectos.

Activos financieros: invertir dinero en productos con gran rentabilidad

Una de las alternativas por la que pueden optar aquellas personas que estén interesadas en mover su dinero son los activos financieros , tales como las acciones o las criptomonedas. Se trata de instrumentos con los que se obtienen beneficios a través de la especulación, es decir, comprar barato para vender caro. Esto ya los hace productos bastante arriesgados de por sí, puesto que las estimaciones del inversor pueden fallar y que el valor del bien adquirido baje, en lugar de subir, lo que hará que pierda capital.

A ese riesgo propio de los activos de inversión hay que añadir el de la situación económica actual, puesto que la evolución del valor de estos instrumentos está muy ligada a la marcha de los mercados, lo que provoca que en un periodo de inestabilidad las fluctuaciones de sus precios sean más frecuentes y acusadas. Esto hace que la posibilidad de perder dinero sea mucho mayor, pero también abre la posibilidad de conseguir ganancias más elevadas que en periodos más tranquilos, algo de lo que pueden aprovecharse quienes estén dispuestos a asumir ese peligro.

A continuación te explicamos cuáles son los activos más interesantes en los que puedes invertir este 2024. Eso sí, antes de decidirte por ninguno de ellos te recomendamos informarte muy bien sobre su funcionamiento y riesgos, y sólo empezar a operar con ellos cuando hayas entendido bien los peligros a los que expones tu dinero.

Invertir en acciones

Las acciones son un clásico entre los activos de inversión. Probablemente es en el primer instrumento en el que cualquier persona piensa cuando se plantea mover su dinero. Esto se debe a que son productos con una dilatadísima trayectoria, ampliamente conocidos por la mayoría de la población, de los que existe mucha información disponible y que están respaldados por empresas, lo que les otorga bastante fiabilidad y popularidad.

Las acciones son participaciones de una compañía que ha decidido convertirse en una sociedad anónima y salir a bolsa. Con ellas, los propietarios de la empresa ceden una parte de la empresa a inversores externos a cambio de obtener una importante suma de dinero de una forma rápida y sin endeudarse, que generalmente se usa para ampliar el negocio de la organización. Las personas que han comprado esos títulos, por su parte, se convierten en socios con derecho a voto en la junta de accionistas y a percibir dividendos de los beneficios, en el caso de que se consigan.

El número de acciones que puede emitir una empresa es limitado, lo que hace que su mayor o menor demanda influya en su precio. Además de esto, en su valor también repercuten otros factores como la marcha de la compañía, del sector en el que desarrolla su actividad o eventos económicos, sociales, políticos o, incluso, ambientales que puedan afectar directa o indirectamente a la organización.

De esta forma, el precio de las acciones de cualquier compañía fluctúa constantemente, lo que las convierte en un activo con el que se puede especular comprándolas baratas para venderlas cuando su valor suba y así obtener beneficios con la diferencia. No obstante, hay que tener en cuenta que los factores anteriormente mencionados también pueden afectar a la compañía de forma negativa, de tal manera que harán bajar su cotización y provocarán pérdidas al inversor.

Aunque invertir en acciones es arriesgado, se las puede considerar activos de un peligro medio-alto, puesto que, a diferencia de otros productos de este tipo, en general las fluctuaciones de sus precios no son abruptas, por lo que sus propietarios suelen tener cierto margen para reaccionar cuando su precio baja para vender a tiempo y contener las pérdidas.

Las acciones, además, también permiten seguir estrategias de inversión más conservadoras que la especulación a corto plazo. En este caso, los usuarios suelen elegir títulos de empresas sólidas, de las que se presume un crecimiento lento pero sostenido en el tiempo, para mantenerlos en propiedad a largo plazo, venderlos en un futuro lejano cuando hayan subido bastante y, mientras, ir consiguiendo pequeños beneficios del reparto de dividendos que la compañía haga entre sus accionistas.

Invertir en ETF

Otros activos de inversión bastante populares en la actualidad son los ETF , siglas de exchange-traded funds, que en español traducimos como fondos de inversión cotizados. Se trata de un producto que combina características de los fondos de inversión tradicionales y de las acciones, de tal manera que permite tanto invertir de una forma más pasiva como especular con ellos.

Como los fondos de inversión convencionales, los ETF están conformados por una serie de activos de un mismo mercado, un mismo sector o una materia prima. Por ejemplo, acciones de las empresas que cotizan en el IBEX 35 o de compañías interesantes que se dedican a la inteligencia artificial. De la configuración del ETF, la venta de las participaciones, la administración del fondo y la búsqueda de beneficios se encarga una sociedad gestora, cuya principal meta es ofrecer rentabilidad a sus integrantes. De esta manera, si el usuario así lo quiere, sólo tiene que preocuparse de comprar su participación y seguir de vez en cuando la evolución del valor y las operaciones del fondo, sin tener que investigar el mercado o estar atento constantemente a las fluctuaciones que se puedan producir.

A lo anterior, los ETF suman una característica muy interesante de las acciones, y es que se pueden vender en cualquier momento de la sesión bursátil, al contrario que los fondos tradicionales, para los que hay que esperar al final de la misma para valorar la cartera. Esto permite que los propietarios de participaciones de un ETF puedan especular con su valor de una forma mucho más eficaz.

Así pues, con los ETF se puede tanto invertir de una forma algo más pasiva, adquiriendo participaciones y dejando que la sociedad gestora busque beneficios (aunque conviene estar atentos por si el fondo no genera rentabilidad a medio plazo), o activa, siguiendo la evolución de su valor para comprar barato y vender cuando su precio suba. Además, es una buena forma de diversificar con menos dinero y sin demasiadas complicaciones.

En cualquiera de los dos casos, el usuario debe tener en cuenta que el riesgo de perder dinero al invertir en ETF es elevado. Es importante que, antes de empezar a operar con estos activos, el interesado se informe muy bien sobre su funcionamiento y sus peligros, y sólo comience a trabajar con ellos si entiende bien a qué está exponiendo su capital.

Invertir en Forex

Forex es el mercado en el que se negocia con divisas, es decir, monedas de curso legal respaldadas por estados como el dólar, la libra, el euro o el yen. En este caso las opciones de conseguir beneficios se reducen a la especulación pura, puesto que el objetivo es comprar una moneda por un valor para venderla más adelante cuando su precio suba.

Para hacer esto posible, en Forex se trabaja con pares de divisas, como USD/EUR o USD/GBP. Los precios que se indican en este mercado hacen referencia la cantidad de una moneda que hace falta para comprar la otra del par. De esta forma, si tomamos como ejemplo USD/EUR, su valor indicaría cuántos dólares americanos son necesarios para comprar un euro.

Como ocurre con otros activos con los que se obtienen beneficios especulando con la evolución de su valor, invertir dinero en Forex es bastante arriesgado y las posibilidades de tener pérdidas son elevadas. Antes de operar en este mercado es importante informarse muy bien sobre su funcionamiento y entender sus dinámicas y peligros.

Invertir en criptomonedas

Las criptomonedas se han convertido en uno de los activos más populares del momento porque ofrecen la posibilidad de conseguir grandes beneficios en muy poco tiempo. Sin embargo, esta interesante ventaja tiene un reverso muy peligroso, puesto que la probabilidad de tener enormes pérdidas con ellas también es muy elevada.

Las criptomonedas son activos digitales que se almacenan en monederos electrónicos. Una de sus principales características es que no están controladas por ningún Estado, como sí ocurre con las divisas convencionales, de tal manera que ningún organismo público garantiza su estabilidad y, por lo tanto, son mucho más vulnerables a los factores que influyen en sus precios, lo que provoca que sean instrumentos extremadamente volátiles cuyo valor puede dispararse o hundirse en cuestión de horas.

Esa extrema volatilidad hace posible que cuando una criptomoneda dispara su valor, los inversores que la compraron por un precio inferior puedan obtener enormes beneficios. Pero, al mismo tiempo, también provoca que, en el momento en el que su cotización se hunde rápidamente, el margen de maniobra de sus propietarios sea muy corto y las pérdidas en las que puedan llegar a incurrir sean cuantiosísimas.

Además, hay que tener en cuenta que en el precio de las criptomonedas influyen varios factores de difícil predicción, por lo que, en general, es complicado siquiera aventurar cómo se van a comportar. Por ejemplo, un comentario de un líder de opinión en redes sociales sobre alguna criptodivisa puede disparar o hundir su valor. Asimismo, al ser un mercado tan volátil, los inversores caen con mucha mayor facilidad en el pesimismo, por lo que cualquier suceso que les parezca mínimamente desfavorable para la marcha de estos activos, como rumores sobre una ley que restrinja su intercambio, puede provocar que se vendan en masa y, de esta forma, hacer caer en picado su cotización en pocas horas.

Por todo esto, las criptomonedas se consideran activos de altísimo riesgo, por lo que se recomienda que sólo sean utilizadas por inversores con experiencia y un profundo conocimiento de las criptodivisas que, además, sean plenamente conscientes de que las posibilidades de perder dinero con ellas son bastante altas.

Instrumentos de ahorro: inversiones seguras con rentabilidad garantizada

Por otra parte, aquellas personas con un perfil financiero más conservador que quieran mover su dinero sin exponerlo a las fluctuaciones del mercado pueden optar por instrumentos de ahorro como los depósitos a plazo fijo o las cuentas remuneradas. Estos productos se caracterizan por tener un riesgo bajísimo, casi nulo, y garantizar una rentabilidad concreta a sus titulares. A cambio de esa mayor seguridad para el capital del usuario, los beneficios que suelen ofrecer son bastante modestos y, en general, rara vez superan el 4% anual.

En una situación económica como la actual, los instrumentos de ahorro de renta fija son una muy buena alternativa para aquellas personas que quieran conseguir ingresos sin poner en riesgo su dinero. A la seguridad que ofrecen en un contexto de inestabilidad se suma el hecho de que las entidades han incrementado los intereses que ofrecen como consecuencia, entre otras cosas, de las sucesivas subidas del euríbor. En épocas de bonanza, estos instrumentos no suelen ser tan rentables, pero ahora han aumentado su remuneración, lo que suma atractivos para decantarse por ellos.

A continuación te detallamos cuáles son los principales instrumentos de ahorro en los que puedes depositar tu dinero para hacerlo crecer de una forma segura y cómoda.

Depósitos a plazo fijo

Los depósitos a plazo fijo son instrumentos de ahorro que ofrecen unos intereses anuales fijos a sus titulares sobre el capital que se ingrese en ellos. Para conseguir esa rentabilidad, el usuario sólo tiene que comprometerse a no retirar el capital en el plazo estipulado (que suele oscilar entre los seis meses y los cinco años) y depositar al menos la cantidad mínima exigida por la entidad para proporcionarle beneficios.

Dentro de los productos de renta fija, los depósitos bancarios suelen ser los que mayores intereses ofrecen, por lo que pueden ser una opción ideal para aquellas personas que quieran obtener la máxima rentabilidad por sus ahorros sin apenas riesgos. Las entidades proporcionan beneficios tan altos en estos productos por la particularidad de que el usuario no pueda retirar los fondos durante el plazo establecido, porque de esta manera se aseguran de que podrán disponer de ese capital durante el periodo acordado para sus distintos negocios.

De esta manera, los depósitos a plazo fijo se configuran como una especie de préstamo a la inversa, en el que el usuario presta dinero al banco a cambio de unos intereses. Y este es, precisamente, uno de los aspectos que hace tan seguro a este producto financiero: como en un crédito, ambas partes firman un contrato que obliga al banco a devolver el dinero más los intereses en el plazo y forma acordados. De no hacerlo, el cliente puede denunciar a la empresa para reclamar su cobro.

A esto hay que añadirle que la mayoría de las entidades bancarias de España están adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos, un organismo que asegura el capital que los usuarios hayan ingresado en depósitos a plazo fijo de entidades españolas hasta 100.000 euros por usuario y entidad.

Como vemos, los depósitos a plazo fijo son productos bastante seguros para hacer crecer tus ahorros. Sin embargo, no están exentos de riesgos, aunque estos son menores. Por una parte, están expuestos al peligro de la inflación, pues hay que tener en cuenta que en estos instrumentos el capital debe permanecer inmovilizado durante el plazo establecido, y si en ese periodo los precios de bienes y servicios crecen por encima de los intereses que da el depósito, el dinero estará perdiendo valor a pesar de generar rentabilidad.

Otro riesgo que se debe tener en cuenta con estos productos es el de necesitar el dinero antes de tiempo. Los bancos permiten que el titular retire sus fondos cuando quiera, pero le penalizará por hacerlo de forma anticipada. En algunas entidades dicha penalización consiste en retirarle parcial o totalmente los intereses generados durante el periodo que ha estado activo, en otras, además se cobrará una comisión adicional que hará no sólo no ganar nada al usuario, sino además tener pérdidas.

Por eso, para eludir los pocos riesgos que tienen los depósitos a plazo fijo es importante destinar a ellos un dinero que no vayamos a necesitar bajo ninguna circunstancia durante el periodo establecido y analizar el contexto económico del momento, para vislumbrar si es posible que la inflación vuelva a subir próximamente como ocurrió hace unos meses.

Cuentas de ahorro

Las cuentas de ahorro son productos parecidos a los depósitos a plazo fijo, pero con una importantísima diferencia: con las primeras el cliente no está obligado de dejar el dinero ingresado sin posibilidad de retirarlo. De esta forma, con estos instrumentos el usuario no pierde liquidez y dispone de sus fondos siempre que lo desee. A cambio de esa mayor flexibilidad, las cuentas de ahorro suelen ofrecer intereses más bajos que los depósitos a plazo fijo.

Las cuentas de ahorro apenas tienen requisitos, la mayoría de ellas sólo exigen que el titular deje ingresada una cantidad mínima de dinero para generar beneficios. Asimismo, suelen tener un saldo máximo remunerado por encima del cual no ofrecen intereses.

Al suprimir la obligatoriedad de mantener el dinero depositado, las cuentas de ahorro eliminan los pocos riesgos que tienen los depósitos a plazo fijo: no existe penalización por retirar fondos y si la inflación crece por encima de sus intereses, el usuario puede sacar su dinero para destinarlo a otras inversiones más rentables.

No obstante, el usuario debe tener ciertas precauciones para evitar sorpresas. Una de ellas es procurar que el saldo de la cuenta de ahorro no caiga por debajo del mínimo exigido por la entidad para ofrecer intereses, puesto que, de hacerlo, dejará de generar beneficios. Otra, comprobar si las condiciones ofrecidas por el banco son indefinidas o por un periodo específico, ya que en ocasiones se ofertan ventajas muy suculentas, como una alta rentabilidad, sólo por unos meses como promoción de bienvenida, y luego la remuneración baja considerablemente.

Cuentas remuneradas

Las cuentas remuneradas son un tipo de producto de renta fija diferente a los depósitos a plazo fijo y las cuentas de ahorro, puesto que en este caso estamos hablando de instrumentos que permiten a sus titulares realizar todo tipo de operaciones bancarias, como las cuentas corrientes, que además ofrecen rentabilidad.

Los titulares de las cuentas remuneradas pueden domiciliar nóminas y recibos en ellas, tener tarjetas bancarias asociadas o hacer transferencias, entre otras operaciones. Ni las cuentas de ahorro ni los depósitos a plazo fijo permiten hacer esto, con ellos sólo se puede ingresar y retirar dinero.

El principal fin de las cuentas remuneradas es facilitar la operativa bancaria a sus titulares, no ofrecer rentabilidad, por eso sus intereses suelen ser los más bajos de los productos de renta fija. A cambio, son los instrumentos más flexibles de este segmento, porque permiten a los usuarios tener servicios bancarios y beneficios monetarios todo en uno, sin necesidad de contratar nada más.

Las cuentas remuneradas suelen tener ciertos requisitos para ofrecer rentabilidad a sus titulares, algunos bastante simples, como periodos de permanencia, y otros exigentes, como domiciliar una nómina (las cuentas nómina son un tipo de cuenta remunerada), pasando por domiciliar recibos, contratar productos asociados o utilizar la tarjeta de débito o crédito de la cuenta un mínimo de veces al mes o al trimestre.

En este caso, el único riesgo que existe es que el usuario deje de cumplir con esos requisitos que le permiten obtener beneficios, puesto que en ese caso la entidad dejará de remunerar sus ahorros.

¿En qué tipo de productos financieros debería invertir mi dinero?

Esta es una pregunta compleja cuya respuesta debe encontrar por sí solo el usuario, puesto que sólo él conoce su situación económica, su experiencia en los mercados financieros y su predisposición al riesgo. No obstante, para ayudarte a encontrar el camino, a continuación te detallamos cuáles son los aspectos que debes tener en cuenta para definir en qué invertir dinero.

Perfil del inversor

Lo primero que debes preguntarte antes de decantarte por una estrategia para mover tu dinero es cuál es tu perfil de inversor: arriesgado, moderado o conservador. Un inversos arriesgado es aquel que está dispuesto a operar con instrumentos con los que es bastante probable tener pérdidas, como las criptomonedas, a cambio de tener la posibilidad de obtener beneficios más cuantiosos.

Un inversor moderado, por su parte, es aquel que está dispuesto a asumir algunos riesgos, pero no excesivos, por ejemplo invertir en acciones de empresas con una trayectoria más o menos sólida y buenas perspectivas de crecimiento. Estos usuarios suelen diversificar y destinar parte de los fondos que quieren mover a instrumentos de renta fija.

Por último, el inversor conservador es aquel que quiere conseguir beneficios sin poner en riesgo su dinero, aún cuando eso signifique que la rentabilidad que va a obtener será bastante modesta. En estos casos, la mejor opción será elegir algún producto de renta fija.

Conocimientos y experiencia

Otro aspecto de suma importancia a la hora de decidir los productos en los que vas a invertir son los conocimientos y experiencia que tienes sobre los mercados y los distintos instrumentos financieros. Antes de empezar a operar con cualquier activo es muy recomendable que te informes debidamente sobre su funcionamiento y sus riesgos, y lo ideal es que participes en algún tipo de formación específica sobre ellos.

Invertir en activos como las acciones o las criptomonedas es complejo y arriesgado, por lo que sólo se recomiendan que lo hagan personas que tengan buenos conocimientos sobre los comportamientos de los mercados y los instrumentos con los que desean operar. También es aconsejable gozar de cierta experiencia, en especial si vas a invertir solo. En caso contrario, es buena idea contar con la ayuda de un asesor profesional.

Para las personas que no tenga experiencia ni conocimientos en los mercados y activos de inversión, la mejor opción es optar por productos de renta fija, puesto que no es necesario saber mucho sobre finanzas para poder beneficiarse de ellos.

Capital

El dinero que tengamos para invertir también será muy importante a la hora de escoger entre un producto u otro. Para empezar a operar con activos no es necesario tener mucho capital, se puede empezar con cantidades relativamente bajas, desde 500 o 600 euros, para tener buenas perspectivas de obtener rentabilidad. Pero se puede comenzar incluso con cifras mucho más modestas, porque algunos brókeres permiten comprar fracciones de determinados instrumentos, como acciones o criptomonedas, desde sólo un euro.

Para los productos de renta fija, en cambio, se suelen necesitar sumas más elevadas, pues muchos de ellos tienen un saldo mínimo remunerado por debajo del cual no ofrecen intereses. Éste se suele fijar en los 5.000 o 10.000 euros, aunque algunas entidades proporcionan rentabilidad por cantidades más pequeñas, y las hay incluso que lo hacen desde sólo un euro, pero son las menos.

También hay que tener en cuenta que los beneficios que ofrecen los productos de renta fija suelen ser bastante modestos, rara vez superan el 4% anual, por lo que es preciso destinar a ellos sumas importantes para conseguir una rentabilidad significativa.

Tiempo disponible

El tiempo del que dispongas para dedicar a tus inversiones es también muy importante a la hora de elegir los productos con los que vas a operar. Los activos financieros son exigentes en este aspecto, ya que para tener posibilidades de obtener beneficios es necesario estudiar el mercado, seguir la evolución de los instrumentos que nos interesen o que tengamos en cartera y estar muy atentos a diario para comprar o vender en momentos propicios.

Los instrumentos de ahorro, en cambio, son mucho menos exigentes, porque sus titulares sólo se tienen que preocupar por buscar un con buenas condiciones y contratarlo. Una vez hecho esto, se pueden desentender de ellos, dado que generarán intereses fijos sin necesidad de que intervengan.

Plazo

Por último, es importante saber el tiempo en el que esperas conseguir beneficios. Si deseas obtener rentabilidad a corto plazo, no existe más opción que optar por activos financieros y especular con ellos. Quienes busquen beneficios a medio plazo pueden optar tanto por activos financieros como por ciertos instrumentos de renta fija, como los depósitos bancarios a seis meses.

Por último, quienes piensen en sus inversiones a largo plazo son los que más opciones tienen, pues pueden optar tanto por cualquier producto de renta fija como por una estrategia conservadora con determinados activos, como comprar acciones de empresas consolidadas para venderlas muchos años después, cuando su cotización haya subido y obtener, mientras, rentabilidad de los dividendos que reparta la compañía.

Los mejores productos financieros para invertir en 2023: ¿qué se ha tenido en cuenta?

Hemos estudiado los productos disponibles en el mercado con el fin de crear un listado que ofrezca a los usuarios información directa y fácil de comparar para que puedan encontrar lo que están buscando. Para hacerlo, nos hemos centrado en las características que pensamos que el cliente valorará más y, siempre bajo nuestro criterio, hemos clasificado los productos de la manera que el interesado pueda encontrar primero el que más características positivas reúne.

Antes de elegir un producto no se debe olvidar que la decisión final depende del usuario y que esta debe tomarse teniendo en cuenta sus necesidades y los factores que sean importantes para cada uno de ellos.

En el presente artículo se han incluido productos financieros de diversa índole: activos de inversión e instrumentos de renta fija. Por ello, para crear la metodología en la que se basa la inclusión y clasificación objetiva de cada uno de ellos hemos elaborado tres listados con criterios diferenciados, que a continuación detallamos.

Los mejores brókers:
metodología

  • Variedad (30%) : cantidad de instrumentos a elegir para formar la cartera
  • Depósito (30%) : cantidad de dinero mínima necesaria para poder comenzar a invertir
  • Otros 40%) : herramientas disponibles, comisiones, regulaciones y autorizaciones, plataformas aceptadas, etc.

Los mejores depósitos a plazo fijo: metodología

  • Rentabilidad (20%): pago ofrecido por el dinero depositado
  • Plazo (20%): tiempo de duración del depósito
  • Importe (15%): límite mínimo y máximo a remunerar
  • Otros servicios (45%): beneficios, fiabilidad, penalizaciones, fondo de garantía, etc.

Las mejores cuentas de ahorro y remuneradas: metodología

  • Rentabilidad (35%) : pago de intereses ofrecido por el dinero depositado
  • Regalos (15%) : beneficios obtenidos por domiciliar la nómina, suele ser una cantidad monetaria
  • Saldo remunerado (15%) : límite máximo a remunerar
  • Otros servicios (35%) : comisiones, descuentos en compras, devolución en compras, operativa básica sin coste, tarjetas gratis, etc.